En los últimos años, América Latina ha experimentado cambios significativos en el consumo de carne. Impulsado por factores culturales, económicos y logísticos, el mercado cárnico se diversifica y transforma. Este artículo explora la evolución del consumo de carne en la región, los desafíos de almacenamiento en la cadena de frío y cómo esto impacta las operaciones del sector.
El consumo de carne por tipos
Carne de pollo: el líder del consumo
El pollo es la proteína más consumida en la región, y su crecimiento está relacionado con:
- Coste asequible: producción económica, reflejada en precios competitivos.
- Versatilidad y salud: aceptado en diferentes preparaciones y percibido como una opción más saludable.
- Vida útil limitada: fresco, el pollo dura solo 15 días, lo que aumenta la demanda de almacenamiento congelado.
Carne de cerdo: crecimiento moderado
Con una mayor aceptación y diversificación en las dietas, la carne de cerdo ha mostrado un crecimiento constante.
- Versatilidad: cada vez más utilizada en platos locales y modernos.
- Vida útil fresca: hasta 40 días, lo que permite una mayor flexibilidad en la logística.
Carne de vacuno: tradición y estabilidad
Aunque el consumo per cápita está disminuyendo en algunos países, la carne de vacuno sigue siendo una opción tradicional en gran parte de la región.
- Exportación predominante: buena parte de la carne de vacuno se envía en estado fresco directamente a los puertos.
- Vida útil fresca: se puede mantener refrigerado hasta por 90 días, lo que reduce la necesidad de congelación.
Sostenibilidad e Impactos ambientales
La producción de carne es una actividad esencial, pero su impacto ambiental varía significativamente entre los tipos de proteínas. La carne de vacuno se destaca como la mayor emisora de gases de efecto invernadero (GEI), mientras que el pollo y el cerdo se muestran más sostenibles en diversos aspectos.
1. Huella de carbono:
- Carne de vacuno: según la FAO, la carne de vacuno representa alrededor de 27 kg de CO₂ equivalente por kg producido, liderando las emisiones en el sector ganadero. Esto se debe a la deforestación para el pastoreo, la producción de piensos y las emisiones de metano de los rumiantes, un gas con un potencial de calentamiento 28 veces mayor que el CO₂.
- Carne de cerdo: la producción de carne de cerdo genera 7,2 kg de CO₂ equivalente por kg, una reducción significativa en comparación con la carne de vacuno. Los cerdos no producen metano entérico, lo que disminuye su impacto.
- Carne de pollo: el pollo es el más eficiente entre los tres, emitiendo solo 6 kg de CO₂ equivalente por kg producido, debido a su menor demanda de tierra y mayor eficiencia alimentaria.
2. Uso de recursos (agua y tierra):
- Carne de vacuno: para producir 1 kg de carne de vacuno, se necesitan alrededor de 15.400 litros de agua y grandes áreas de pastoreo, lo que hace que este tipo de carne sea la más intensiva en el uso de recursos.
- Carne de cerdo: la carne de cerdo requiere menos tierra y agua, con un promedio de 6.000 litros de agua por kg producido, siendo más sostenible en este aspecto.
- Carne de pollo: la producción de pollo se destaca como la más eficiente, utilizando cerca de 4.300 litros de agua por kg, además de demandar menor área por unidad de proteína.
3. Eficiencia alimentaria:
- Carne de vacuno: el ganado bovino necesita de 6 a 10 kg de pienso para producir 1 kg de carne, una conversión considerada poco eficiente.
- Carne de cerdo: los cerdos convierten el alimento de manera más eficiente, necesitando alrededor de 3 a 4 kg de alimento por cada 1 kg de carne.
- Carne de pollo: el pollo es el más eficiente, con una tasa de conversión alimenticia de 1,7 a 2 kg de alimento por kg de carne, lo que explica su menor impacto ambiental.
Cambio de hábitos de los consumidores:
Las tendencias de consumo reflejan la preferencia por proteínas más sostenibles:
- La carne de vacuno enfrenta una caída en popularidad, especialmente entre los consumidores más jóvenes, debido a su alto impacto ambiental.
- El pollo y la carne de cerdo han ganado espacio como opciones más sostenibles, además de ser más asequibles en coste.
- Los sustitutos vegetales y las carnes cultivadas están emergiendo como alternativas atractivas para reducir los impactos asociados con la ganadería tradicional.
A continuación podemos ver la lista de consumo (en kilogramos) per cápita en los principales países de América Latina.

El consumo de carne en América Latina presenta variaciones regionales marcadas, evidenciadas por los datos analizados. Argentina y Uruguay se destacan como los mayores consumidores de carne de vacuno, reflejando tradiciones culturales y económicas asociadas a la producción ganadera de alta calidad. Por el contrario, países como Perú y Venezuela tienen los índices más bajos de consumo de esta proteína, lo que sugiere que los factores económicos y la asequibilidad influyen en estas elecciones dietéticas.
La carne de pollo lidera como la proteína más consumida en países como Brasil, Colombia y Perú, consolidándose como una opción asequible y versátil en la dieta de la población. Bolivia y Venezuela también tienen una mayor preferencia por la carne de pollo en comparación con otras proteínas, lo que refuerza esta tendencia regional.
En el consumo de carne de cerdo, México está a la cabeza, seguido de Uruguay y Brasil, lo que refleja patrones culturales y una producción significativa. Sin embargo, en países como Bolivia y Guatemala, el consumo de esta proteína es significativamente menor, lo que indica que no tiene la misma relevancia en la dieta diaria.
Finalmente, el consumo desigual entre países puede atribuirse a diferencias económicas, culturales y de oferta local. Países como Venezuela y Perú, con bajos índices de consumo de carne de vacuno, ilustran cómo el coste y el poder adquisitivo impactan la dieta. El análisis también evidencia brechas de datos en algunos países, como Ecuador, Guatemala y Panamá, lo que puede dificultar una visión completa del panorama alimentario en la región.
Conclusión
El consumo de carne en América Latina es un reflejo de la diversidad económica, cultural y logística de la región. La carne de pollo se erige como la proteína más asequible y sostenible, dominando las preferencias en muchos países. La carne de vacuno, símbolo de tradición, enfrenta desafíos relacionados con el coste y el impacto ambiental, mientras que la carne de cerdo continúa expandiendo su aceptación, especialmente en mercados con dietas más diversificadas.
Los datos analizados resaltan la importancia de las estrategias regionales para satisfacer la demanda de consumidores cada vez más conscientes y diversos. Para las empresas de la cadena de frío, como Emergent Cold Latam, comprender estas tendencias es esencial para ofrecer soluciones logísticas alineadas a las necesidades locales y globales.
Finalmente, a medida que el mundo gira hacia opciones alimentarias más sostenibles, América Latina tiene una oportunidad única de liderar, integrando innovación, eficiencia logística y responsabilidad ambiental en el sector cárnico. Estas tendencias no solo darán forma al consumo regional, sino que también definirán el papel de la región en los mercados mundiales de proteínas.

Fuente: los datos presentados se han recogido de informes de la FAO, OCDE, contexto Ganadero, Statista y otras fuentes confiables de la industria.
Contribución: Rafael Rocha – Vicepresidente comercial en Emergent Cold LatAm

Nuestra experiencia en proteger su producto a lo largo de la cadena de frío para alimentos nos convierte en una opción diferenciada en América Latina.